Artículo de Yolanda Cuevas, de Centro Vitae Psicología, para la revista Inspira, de la Fundación Roger Torné, sobre:


¿Cómo aprovechar el ocio infantil para fomentar la autonomía?


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El Fomentar la autonomía durante la infancia permite que los niños crezcan disfrutando de un mayor bienestar a todos los niveles: desarrollan su capacidad de esfuerzo, tienen mayor fuerza de voluntad, saben pensar por sí mismos, y son más reflexivos, responsables, maduros. También tienen un mayor autocontrol, seguridad en sí mismos, y libertad y capacidad de elección. Y todo eso los hace tener mayor autoestima y ser, por ello, más felices. Es decir, todo lo que unos padres quieren para su día de mañana. Por ello es importante que tanto ellos como los educadores permitan momentos y espacios, y los acompañen, para que pueda desarrollarse desde sus primeros años. De hecho, la autonomía se conquista día a día con paciencia. Por ello, hay que permitir errores y fracasos y fomentar los nuevos intentos, ya que con ellos se aprende y se crece como persona más que con el propio resultado. Es en cada nuevo intento donde se demuestra interés y compromiso.


Sin embargo, la comodidad, la sobreprotección, la elusión de dificultades y frustraciones, querer lo mejor para los hijos y con ello que no sufran, creer que no son capaces o que no es el momento, la falta de tiempo, o pensar que su única misión es estudiar, en ocasiones provoca que los padres aíslen a los hijos de las responsabilidades y la colaboración en familia. De este modo, cada vez que se pide menos de lo que un hijo puede dar, crece su dependencia. El resultado es un desequilibrio que afecta a su educación y desarrollo, y que se vuelve en contra en la adolescencia, ya que es entonces cuando se esperan, exigen y castigan comportamientos para los que no han sido entrenados.


Exigir con afecto es el motor de desarrollo que va a permitir que los niños se movilicen y asuman tareas que les hará más competentes en su entorno. Es decir, equilibrar derechos y deberes. Por ello, hay que encontrar el término medio entre la sobreprotección y la sobreexigencia, ya que ambas son conductas extremas y perjudiciales para los hijos. Así que es preciso conocer qué puede hacer cada niño según su edad pero, cuando dicen “¡yo solo, que puedo!”, permítele y permítete.

El artículo completo se puede leer en este enlace.

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