EL AVIADOR, lectura de un trastorno. He ido a ver esta película de Martin Scorsese y me ha sorprendido lo bien captado que está uno de los trastornos más complejos de abordar desde la psicología y la psiquiatría.
Howar Hugs padece un Trastorno Obsesivo Compulsivo. Se puede ver a lo largo de la película como evoluciona el personaje en su enfermedad desde pequeñas «manías» y conductas obsesivas o extravagantes, como cuantos guisantes tiene que haber en un plato o lavarse las manos de forma recurrente, hacia sus manifestaciones más angustiosas, se despelleja las manos de tanto lavarlas, o cuando aquejado por el miedo al contagio, a los gérmenes y la obsesión por la limpieza se recluye desnudo y «loco» en una de sus salas de proyección.
Plantea algo interesante este director, la lucha tenaz de este personaje, de grandes capacidades intelectuales y dominio de sí mismo,contra su enfermedad. Es capaz en situaciones clave de «desafiar» a sus propias conductas obsesivas, pensamientos y verbalizaciones recurrentes, de disco rayado, para enfrentarse a actos importantes de su carrera profesional. Howar es consciente de su trastorno, de lo que le imposibilita la vida, de lo que se pierde y sufre doblemente al ser consciente de esto.
En el cine se oían comentarios de todo tipo, pero entre ellos los más molesto era escuchar la risa burlona y despectiva de algunas personas incapaces de entender que el sufrimiento mental puede ser algo realmente destructivo y que la persona que lo padece no puede hacer en muchas ocasiones nada frente a él sin ayuda. Loable la actitud de las amigas y amigos del protagonista que lo aceptan y arropan en su trastorno, evitando que sea objeto de mofa para enemigos y curiosos. El trastorno Obsesivo Compulsivo se presenta en más de un dos por ciento de la población y suele iniciarse en la adolescencia o a principios de la vida adulta, aunque también puede aparecer en la infancia. Muestra una incidencia similar en hombres y mujeres. Como en la película, la aparición es en general de carácter gradual. Las personas podemos tener unas ciertas «manías» o «hábitos» recurrentes e incluso rituales de seguridad que no hay que confundir con un Trastorno Obsesivo Compulsivo. Las obsesiones más frecuentes versan sobre la contaminación (p.ej.contraer una enfermedad al estrechar la mano a los demás), dudas repetitivas (p.ej. preguntarse repetidamente si se ha realizado una actividad concreta), necesidad de disponer las cosas en orden, impulsos agresivos y fantasías sexuales.
Las obsesiones rara vez están asociadas con hechos de la vida real. Las compulsiones son comportamientos (lavado de manos, puesta en orden de objetos, comprobación de haber cerrado puertas, llave de gas etc) o actos mentales (p.ej rezar, contar o repetir palabras en silencio) cuyo propósito es prevenir o aliviar el malestar y la ansiedad. Todo esto se encuadra actualmente como un Trastorno de Ansiedad según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM IV-R) aunque hay especialistas que propugnan la idea de criterios para desligarlo de este grupo dada sus características muy específicas y su gravedad. Hay otra película, «Peor imposible», interpretada por Jack Nicholson, que señala un lado entrañable y tierno del trastorno. Es divertida y refleja algunos de los rituales y «manias» de forma amable, pero no creo que muestre las limitaciones, la
merma en la calidad de vida, las dificultades por resistirse sin conseguirlo de los
aquejados por este problema tan bien como la cinta de Scorsese.
Las personas con una
salud mental «aceptable» necesitamos sensibilizarnos con estos y otros procesos de
enfermedad mental ya que los que los padecen y sus familias no pueden
enfrentarse a ellos sin un apoyo social, sanitario y económico adecuado, y que de
momento es escaso en todos los elementos anteriores.