Los últimos meses han sido especialmente duros. Seguro que alguno de vosotros lo habéis sufrido, de una forma u otra. Una de las principales preocupaciones que surgieron con la pandemia, además de la crisis sanitaria, tenía que ver con la salud mental de toda la población que, al final, quedaría confinada durante más de dos meses.

¿Cómo gestionaríamos esta situación? En este reportaje de El Heraldo, Elisa Múgica; una de nuestras directoras del centro,  dio una serie de recomendaciones para poder afrontar la situación de aislamiento.

Ahora que ya se ha alcanzado “la nueva normalidad”, la gestión de nuestras emociones y sentimientos sigue siendo de especial importancia. ¿Cómo vamos a salir de esto? Obviamente, cada persona es un mundo, por lo que se afronta de mil maneras distintas.

Hay personas que hacen vida con total normalidad, mientras que otras lo hacen con mucha prevención e incluso hay otras que han adquirido cierto miedo a los espacios abiertos o las aglomeraciones de gente, debido a los posibles contagios, esté o no controlada la situación.

Precisamente, en este artículo nos queremos centrar en el tercer grupo de personas y de una patología que, ya de por sí, era más común de lo que pensamos, como es la agorafobia. Por eso, os vamos a  mostrar qué es, sus síntomas y, cómo no, cuáles son los posibles tratamientos que se pueden realizar para solucionar esta patología.

¿Qué es la agorafobia?

La agorafobia es un estado de ansiedad o pánico que se produce en las personas en una serie de situaciones concretas. Se suele dar en espacios cerrados o espacios abiertos que se encuentran masificados. De la misma manera, estos ataques de pánico se pueden dar en situaciones que la persona considera embarazosas o que le supongan algún peligro.

¿Y por qué se denomina como “agorafobia”? La razón es muy sencilla, ágora es un término griego que se refiere a la plaza pública, en la Antigua Grecia. Phóbos hace referencia a “temor”. De ahí que se suela relacionar con el miedo a los espacios abiertos, pero ya veis que, clínicamente, puede deberse a otro tipo de situaciones.

Causas de la Agorafobia

Como ya hemos dicho,  esta inesperada y, en algunos casos, dramática situación puede ser perfectamente una causa para haber comenzado a padecer agorafobia. Sin embargo, hay ciertas personas que pueden ser más proclives a padecer esta patología.

Por ejemplo, las personas que puedan padecer ansiedad o depresión tienen una mayor probabilidad de padecer agorafobia. Asimismo, personas que hayan sufrido situaciones traumáticas tienen más opciones de tener esta enfermedad. La agorafobia también está relacionada con la adicción a diferentes sustancias, como el alcohol o las drogas.

Síntomas de la Agorafobia

La agorafobia, como hemos comentado, comprende diferentes miedos y temores. Los más comunes son el miedo a salir de casa solo o a estar en espacios con aglomeraciones. También puede ser en situaciones embarazosas o en otros espacios.

Cuando esto sucede, se suele derivar en un ataque de pánico ante la exposición. La persona tiende a distorsionar la realidad. Es decir, el peligro que se le presupone a la situación es mucho menor del que percibe o incluso puede ser irreal.

Tratamientos para la Agorafobia

La mejor manera de realizar el tratamiento para afrontar la agorafobia reside, en primer lugar, de realizar un diagnóstico certero. Así, toda terapia tiene que ir enfocada a paliar aquellos síntomas que padezca el paciente.

La idea de la psicoterapia se basa en hallar los factores que desencadenan en un ataque de pánico. Por ello, se trabaja con el fin de paliar la ansiedad, de forma paulatina o de planificar escenarios controlados donde poder enfrentar esos síntomas.

Por la relación con la agorafobia, sus síntomas o causas, también se pueden establecer otra serie de terapias y tratamientos. Así, desde nuestra clínica podemos realizar un tratamiento para la ansiedad o terapia EMDR de desensibilización, si hablamos de un vínculo con un episodio traumático.

En el caso de la EMDR, la terapia tiene una alta eficiencia, gracias al reprocesamiento de episodios traumáticos, basándose en las sensaciones corporales ante este tipo de situaciones y el tipo de creencias catastróficas que se pueden relacionar en cada una de dichas situaciones.

De la misma forma, una terapia que puede ser de gran ayuda es la tercera generación de la terapia cognitivo-conductual. Este tipo de terapia se basa en la aceptación del problema, por parte del paciente, con el objetivo de modificar su conducta, desde una perspectiva global.

Es decir, entendiendo el contexto social y cultural que haya podido ser relevante en la conducta del paciente. Lo que se busca es cambiar la forma en la que se perciben los problemas, con el fin de completar una reordenación vital en profundidad.

Como puedes ver, hay múltiples recursos y tratamientos con los que hacer frente a esta patología. Si crees que puedes padecer agorafobia, no dudes en consultarnos.

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