Tics nervioso tratamiento en Zaragoza
Los tics son vocalizaciones o movimientos súbitos, rápidos, recurrentes y no rítmicos. Los tics generalmente se experimentan como involuntarios, pero se pueden suprimir voluntariamente durante diferentes períodos de tiempo. Pueden ser simples o complejos. Los tics motores simples son de duración corta (milisegundos) y pueden incluir el parpadeo de los ojos, encogimiento de hombros y la extensión de las extremidades. Los tics vocales simples consisten en carraspear, olfatear y gruñir. Los tics motores complejos tienen una duración más larga (segundos) y muchas veces consisten en combinaciones de tics simples, como girar la cabeza y encoger los hombros simultáneamente. Los tics complejos pueden parecer intencionados, como los gestos sexuales u obscenos (copropraxia), o las imitaciones de los movimientos de otro (ecopraxia). Además, los tics vocales complejos consisten en repetir los sonidos o palabras de uno mismo (palilalia), repetir la última palabra o frase que se haya escuchado (ecolalia) o decir palabras socialmente inaceptables como obscenidades o insultos (coprolalia).
La presencia de tics motores y/o vocales varía entre los cuatro trastornos de tics. En el síndrome de la Tourette deben estar presentes tanto tics motores como tics vocales, mientras que en el trastorno de tics motores o vocales persistente (crónico) se van a presentar sólo tics motores o tics vocales. En el trastorno de tics transitorio se pueden presentar tics motores y/o vocales. En los otros trastornos de tics especificados o no especificados, el tic es la mejor forma de caracterizar el trastorno del movimiento, pero se trata de tics atípicos en su presentación o edad del comienzo, o que tienen una etiología conocida.
Los tics son frecuentes en la infancia, aunque transitorios en la mayoría de los casos. La prevalencia estimada del trastorno de la Tourette varía entre el 3 y el 8 por 1000 en los niños de edad escolar. El sexo masculino se afecta con más frecuencia que el femenino, en una proporción que varía de 2:1 a 4:1.
El comienzo de los tics se produce típicamente entre los 4 y 6 años de edad. La mayor gravedad se encuentra entre los 10 y 12 años, con una disminución de la gravedad durante la adolescencia. La gravedad de los tics fluctúa y los grupos musculares afectados y las vocalizaciones cambian con el tiempo. Muchos adultos con trastornos de tics presentan síntomas disminuidos. Un pequeño porcentaje de individuos tendrán síntomas persistentemente graves o empeorarán durante la vida adulta.
Muchos individuos con tics de gravedad leve a moderada no presentan malestar ni deterioro en el funcionamiento e incluso pueden no darse cuenta de sus tics. Los individuos con síntomas más graves generalmente tienen mayor deterioro en la vida cotidiana, pudiendo llevar al aislamiento social, conflicto interpersonal, victimización por los compañeros, incapacidad para trabajar o ir al colegio y una peor calidad de vida. Ello conlleva un malestar psicológico considerable.
Los tics empeoran con la ansiedad, la emoción y el cansancio, y mejoran durante las actividades tranquilas y con propósito. Los acontecimientos estresantes o emocionantes a menudo empeoran los tics. De forma que para su tratamiento se recomienda realizar un proceso de psicoterapia en el que poder evaluar el inicio de los tics, qué estaba sucediendo en ese momento de la vida, cómo ha sido el desarrollo del tic, frecuencia, evaluación de las diferentes áreas, recursos y gestión. Dependiendo del caso y la posible comorbilidad con otros trastornos, se puede derivar al profesional de psiquiatría para valorar la opción del tratamiento farmacológico, de manera paralela a la terapia.
Tics nerviosos.
Psicología para adultos en Vitae Zaragoza
Laura Rato (Colegiada A-2948)
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