Está claro que cualquiera puede perder los papeles. Es normal, la ira es una emoción básica y forma parte del repertorio conductual de las personas, por lo tanto, es universal y tiene una función adaptativa. Sin embargo, hay algunas personas que adoptan este estado tan temperamental de forma muy frecuente, incluso convirtiéndose en un estado natural. El problema es que puede desencadenar en episodios de violencia verbal e incluso física.
Ahí es cuando puede haber bastantes problemas de temperamento, hasta el punto de que se pueda requerir de ayuda psicológica. En este aspecto, una de las cuestiones más importantes reside en el control de la ira y la agresividad, algo de lo que os vamos a hablar hoy.
Es fundamental encontrar la manera de manejar este tipo de comportamientos, puesto que pueden acarrear graves consecuencias, ya sea a nivel social, laboral e incluso legal, debido a que se puede producir algún tipo de altercado fruto de la agresividad.
Consejos para el Control de la Ira
Si tú has sufrido algún episodio de ira, ya sabrás cuáles son los síntomas. Lo primero de todo, sientes una gran injusticia ante un hecho, independientemente de que sea grave o no. Nos enfadamos por ello y empiezan a surgir pensamientos negativos que poco a poco se van a gravando.
La ira activa la rama simpática del sistema nervioso central y comienzan los síntomas físicos. Nuestro cuerpo se empieza a calentar y las extremidades se agarrotan y fuerzan. La mandíbula comienza a chirriar, aumenta la conductancia de la piel y se acelera nuestro latido. El cuerpo se está preparando para llevar a cabo una respuesta de ataque o defensa.
A continuación, os vamos a dar una serie de consejos y técnicas que podéis emplear para desarrollar vuestra capacidad de auto regulación y, por lo tanto, mejorar el control de la ira.
Gestión de la Ira y Asertividad
Hay ocasiones en las que el estallido viene por una mala gestión de la ira. Por acumulación. Es decir, vamos viendo cosas que nos parecen injustas y nos las vamos callando. Esa incapacidad para dejar salir nuestra ira de una manera sana y adaptativa hace que al final se dé un estallido emocional. Así de sencillo.
Para poder canalizar la ira, es necesario desprenderse de la misma cada cierto tiempo y así no terminar en un episodio de violencia verbal o física. En este caso, hay que trabajar la asertividad, aprender a decir “no” cuando no se quiere hacer algo y a no consentir actitudes y hechos que se creen injustos.
Estrategia de Emergencia
Si eres una persona que ya se conoce lo suficiente y sabe cómo puede acrecentarse tu irascibilidad, lo mejor es saber cuándo va a ser ese detonante y trazar un plan de actuación previo a que suceda.
Lo mejor es abandonar la situación durante los primeros signos de un episodio de ira y así evitar males mayores. Si esta situación se está viviendo con una persona con la que tienes confianza, explícaselo antes de emprender dicha huida y de irte a pasar un tiempo fuera hasta que tu estado vuelva a la calma.
Técnicas de Relajación
De la misma manera, una persona que tiende a ser irascible y quiere controlar su ira tendrá que hacer esfuerzos para poder regularse. Por eso, es necesario aprender una serie de técnicas de relajación que le puedan ayudar a dicho control.
En este sentido, uno de los ejercicios clave tiene que ver con el control de la respiración. Por ejemplo, la respiración diafragmática ayudará a que el resto de síntomas corporales se modulen, tales como la temperatura corporal o el aumento de pulsaciones. Por otro lado, aportará beneficios emocionales ya que favorece el control del estrés y la ansiedad, haciendo que la persona esté en el presente y dirigiendo su atención a cada inspiración y expiración.
Practica Ejercicio
El ejercicio es fundamental para mejorar la gestión emocional, en líneas generales, pero también para ayudar a controlar la ira. La práctica de ejercicio ayuda a liberar endorfinas y a gestionar la ira, pudiendo desprenderse de la misma a través del esfuerzo físico.
Por eso, deportes exigentes como el boxeo son muy interesantes para descargar ira y no llegar al estallido. Otros ejercicios que requieran un esfuerzo moderado, desde el gimnasio o ir en bicicleta, ayudan a eliminar el estrés y esos posibles detonantes.
Empatía y Tolerancia
Pues sí, muchas veces el control de la ira es fruto de la falta de empatía con aquella persona con la que tienes un desencuentro. En este sentido, es necesario realizar un trabajo importante para ser más tolerantes con los demás, ¡incluso puede que no tengas la razón y todo!
Uno de los primeros pasos es comprender otros puntos de vista y aceptar que puedes no estar de acuerdo con la otra persona. De la misma manera, es necesario no prejuzgar a la gente. Tenemos que ser conscientes de que no todos somos iguales, ni todos tenemos la misma manera de ver las cosas.
Como puedes ver, estamos ante una serie de consejos muy básicos, pero a la vez útiles, con los que poder gestionar la ira y la agresividad de manera eficaz. Si tienes cualquier duda, ¡consultarnos!