La autolesión es una estrategia de afrontamiento, una agresión deliberada al propio cuerpo como forma de manejar y tolerar las emociones. Es la manera que encuentran algunos/as adolescentes de comunicar lo que no pueden expresar verbalmente.
¿Por qué un adolescente se autolesiona?
Es la forma con la que han aprendido a reducir y expresar su malestar, lidiar con emociones que no saben gestionar, liberando tensión y volviendo a un estado más tolerable. Parece ser que, a priori, se trata de una estrategia funcional, porque les ayuda a algo, tiene una función.
Sin embargo, la conducta autolesiva es un mecanismo de autorregulación desadaptativo, ya que genera un daño a la persona sin lograr gestionar y regular el malestar emocional. Algunas de las funciones que tiene la autolesión para los y las adolescentes son:
• Para sentir alivio
• Para mostrar lo mucho que sufren
• Para pedir ayuda
• Para sentirse “vivos” o “reales”
• Para castigarse o castigar a otros
• Para sentir que tienen control
• Porque es más fácil tolerar el dolor físico que el emocional
En todos los casos hay un componente emocional importante que necesita ser regulado y que no saben cómo afrontar. En otras palabras, está fallando la regulación emocional del adolescente.
La solución pasará por ayudarle a comprender su comportamiento y a pensar en nuevas alternativas más adaptativas. Para aprender a manejar las emociones sin tener que hacerse daño, sin acumular ni evitar, sino poder lograr hacerles frente día a día, aprender a utilizarlas como “señales de algo” o como aliadas.
¿Qué hacer?
Cuando se descubre que alguien ha intentado suicidarse o se ha autolesionado, hemos de poder acompañar a esta persona y buscar la ayuda necesaria. Es fundamental poder validar sus estados emocionales y la situación en la que se encuentra, pudiendo trasmitirle y mostrarle otras formas de manejar las emociones y autocuidado.
Centrarse en el presente y en lo que depende de cada uno será de vital importancia, mientras que mirar hacia atrás buscando motivos o culpables, hará más daño y no será efectivo.
La primera fase del tratamiento será, por tanto, identificar la conducta autolesiva como un método de autorregulación emocional. Poder concretar el tipo de autolesión, frecuencia, qué ocurre antes, qué obtenemos con ello. Entender que es un mecanismo que sirve a corto plazo, ya que les ayuda a desviar el malestar emocional a una parte física produciendo calma, pero a medio y largo plazo se vuelve a producir esa emoción desagradable y el impulso de hacernos daño, lo que hace que aumente y se mantenga el malestar.
Por otra parte, esto nos ayudará a entender cómo y por qué estas conductas se han mantenido en el tiempo.
El trabajo terapéutico consistirá en ofrecer alternativas a la autolesión, identificando cómo es el momento y notando qué necesita el adolescente, para conocer otras herramientas que puedan ofrecerle esa tranquilidad o calma deseada