El dibujo, una herramienta terapéutica catalogada dentro de los test proyectivos, es uno de los principales medios de expresión tanto para niños como adolescentes y adultos. Les permite conectar su mundo interior con el exterior, mostrándonos información de cómo se sienten, qué piensan, qué les preocupa y qué perciben de su entorno.
De forma que el dibujo es como la punta de un iceberg. Se trata de la parte que la persona muestra y exterioriza como reflejo de su parte interior, emocional y sumergida. Al mismo tiempo, el no dibujar es otra forma de aportarnos información acerca del estado interno de la persona, el dibujo no ha de ser una imposición sino un medio de liberación.
En terapia se tienen en cuenta tanto las claves visuales (posición del dibujo, tamaño, trazo, colores usados) como el significado del dibujo. Es importante que la persona relate qué ha dibujado, cómo se llama su dibujo, quién lo compone y cómo se relacionan sus personajes. Cada figura y cada trazo tienen un significado, indagar en ello también nos aporta información complementaria.
Por último, recordar que la interpretación exhaustiva y con criterio acerca del significado del dibujo es trabajo de profesionales especializados como psicólogos o psiquiatras. Los dibujos más utilizados en sesión son el de la familia, árbol, casa, de uno mismo y el dibujo libre, entre otros. Aunque el dibujo, además de ser una herramienta terapéutica, es también una actividad lúdica que comienza en la infancia y con la que se puede disfrutar tanto en el colegio como en familia.
M. Isabel Abenia Abenia
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