Hay una grandísima cantidad de hábitos que realizados de manera recurrente y compulsiva se considerarían un Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), antes conocido como neurosis obsesiva, pero no siempre lo son. Y otros que en realidad sí están llegando a la categoría de obsesión pero como están socialmente aceptados, se pasan por alto: morderse las uñas es muy común, pero también está fumar o extirpar el acné. Depilarse en exceso a diario (cejas perfectas) se está poniendo de moda y por el placer del dolor podría ascender a tricotilomanía. Sin embargo, lo que se asocia a un problema es lavarse demasiado las manos, limpiar por no soportar la sensación de suciedad, tener que comprobar que todo está cerrado y/o apagado varias veces, ordenar por colores… En realidad, los primeros no son distintos de los segundos, toda la clave está en la frecuencia, actitud y capacidad de parar.
Yolanda Cuevas Ayneto, Psicóloga del equipo de Centro Vitae Psicología, colabora en este artículo publicado por la publicación digital Hipertextual.com, que se puede leer completo en este enlace: ¿Manía o TOC? y explica que «De forma comprensible para el lector, padecer TOC significa tener obsesiones, compulsiones o ambas cosas». Las obsesiones se definen por pensamientos, impulsos o imágenes mentales que se repiten constantemente, son indeseadas y que causan mucha ansiedad o estrés, mientras la persona trata sin éxito de ignorarlos o hacer que desaparezcan. Las compulsiones se definen por conductas, como por ejemplo, rituales de comprobación para garantizar la seguridad u ordenar las cosas de una determinada manera; o pensamientos, por ejemplo, rezar, conteo excesivo, realizar una secuencia o repetir palabras una y otra vez o según unas determinadas reglas que se debe seguir meticulosamente para que la obsesión desaparezca.
«El objetivo de estas conductas o pensamientos es prevenir o reducir el malestar, la angustia o evitar una situación, miedo o acontecimiento que se teme. Pero la realidad es que son totalmente exagerados y no tienen ninguna relación con la realidad», explica Yolanda Cuevas.
A la pregunta de si es peligroso entonces ser una persona con manías recurrentes, Yolanda opina que no, siempre que no se cronifiquen, no serán un TOC y se puede convivir con manías por extravagantes que parezcan. Sin embargo, puede ser que queramos deshacernos de ellas de todas formas pues son molestas y no hay por qué resignarse a soportarlas. Para deshacerse de ellas, «es importante trabajar a nivel terapéutico y entrenarse a nivel mental. Además de la terapia cognitivo conductual, que es la forma más tradicional de trabajar con el TOC, existen nuevos abordajes terapéuticos como el EMDR, que va al origen del trastorno, y prácticas con mindfulness, que se centran en el el yo observador y no en el yo pensante».
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